Garbanzos guisados



Hala, ya está, se acabaron las fiestas. Y sabéis lo que realmente me apetece, un buen plato de cuchara.
Este plato de garbanzos es fácil de hacer y de conservar y realmente deliciosos. En realidad es una versión de los garbanzos con bacalao o con espinacas que hacían antes las abuelas, pero sin esos ingredientes.

A mi hija le encantan y no hay un invierno que no me los pida varias veces seguidas, a lo cual no me suelo resistir demasiado porque a mí también me gustan mucho. La receta por supuesto es de mi madre, que preparaba estos garbanzos cuando era pequeña y siempre me parecieron una maravilla, eran los garbanzos de viernes . Ummmm que recuerdos tan sabrosos....
Ingredientes para 4 personas
400 gr de garbanzo pedrosillano, que es pequeñito y menos harinoso (pero sobre gustos no hay nada escrito dicen)
sal al gusto
perejil
aceite
2 rebanadas de pan (a ser posible del día anterior)
3 dientes de ajo
8 cucharadas de aceite de oliva virgen
un puñado de arroz
1 cucharadita de pimentón (si es de la Vera mejor que mejor) yo utilizo okal que es semipicante
agua


  • Poner el día anterior los garbanzos a remojar con suficiente agua tibia para que queden bien cubiertos. Deben estar al menos 8 horas en remojo.
  • Al día siguiente escurrimos y lavamos bien los garbanzos y los ponemos en la olla a presión con agua justo por encima un dedo, un puñado de arroz y un poco de sal. Aquí el agua tiene muy poca cal, por lo que se pueden cocer directamente, si donde vivís el agua es dura conviene poner los garbanzos cuando el agua este ya caliente para que queden bien tiernos.
  • Cuando suban las rayas de la olla, dejarlos cocer alrededor de 35 minutos. Al cocerse con el arroz se queda un caldo gordo y sabroso, porque el arroz habrá soltado su almidón. Para rematar el sabor de este plato solo nos queda el toque final.
  • Ponemos en una sartén un poco de aceite (pero sed generosos) y freír las rebanadas de pan hasta que estén doradas. 
  • Mientras machacamos en un mortero dos o tres dientes de ajo, con unos granitos de sal gorda (que facilita el machacado) y el perejil (unas tres ramas, pero solo las hojas) y luego añadirle las rebanadas de pan frito y volver a machacar. 


  • Ponemos de nuevo la sartén anterior al fuego con unas tres o cuatro de cucharadas de aceite del que hemos usado para freír el pan, y cuando esté caliente añadimos todo lo que tenemos en el mortero, lo dejamos cocinar un poco (cuidado de que no se tueste mucho el ajo que si no le da un sabor un poco amargo) y apartándolo del fuego le añadimos una cucharadita de las de café de pimentón (dulce o picante según os guste).


  • Echamos todo este mejunje de la sartén en la olla, revolvemos y dejamos que de un hervor (un par de minutos).
  • Y luego a disfrutar.

Nota: Se pueden congelar para comer cuando os venga bien.
Así que lo mejor es hacer alguna ración más, y guardar para tener la comida hecha para cualquier otro día.

Comentarios

Entradas populares